lunes, 16 de enero de 2012

Un cambio, una aventura

Aunque rectificar sea de sabios... no sienta bien. 
Hoy durante la comida, frente a un suculento plato combinado de bar con intenso olor a fritangas y la agradable compañía de un compañero, casi sin darnos cuenta, nos hemos visto envueltos en una conversación con una idea muy concreta. Resulta curioso que, a pesar de que nosotros los humanos seamos tremendamente cambiantes y chaqueteros, no somos capaces de asumir un cambio en nuestros comportamientos o pensamientos; pero aún resulta más llamativo cuando cambiamos, rectificamos o damos un giro a nuestros pensamientos y somos recriminados de manera sistemática por una sociedad que cree ser férrea en sus planteamientos. 
He de reconocer que yo mismo he tenido que modificar mis discursos porque he evolucionado en ellos, he aprendido de otros argumentos y he sido capaz de asumir los cambios, claro que para el que está delante resulta llamativo el cambio y nunca lo comprende. 
Hay que asumir que puede haber autónomos socialistas, obreros del PP, taurinos de Izquierda Unida, hippies que van a centros comerciales, heavies que celebran la Navidad y perros que alternan con gatos. De modo que una coherencia flexible con capacidad de cambio puede resultar menos crispante que una coherencia radical que, a menudo resulta más difícil de sobrellevar y comete a su vez grandes incoherencias. 
Es muy difícil cambiar, pero más aún asumir el cambio propio y el ajeno. Vive la aventura de cambiar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario