martes, 10 de abril de 2012

Me encanta la humillación ajena

En una ocasión escuché decir a alguien que el ser humano no es malo, que el ser humano es malo cuando es niño y que mediante la educación se corrige esta maldad, lo cierto es que jamás terminamos de suprimir estas tendencias malvadas. Se ha escrito mucho sobre este tema, la frase de "el hombre es un lobo para el hombre" de Plauto ya nos retrataba.
Es muy curiosos que, a pesar de mostrar un escaparate perfecto para la opinión pública constantemente, en nuestra intimidad dejamos las caretas en el perchero y nos frotamos las manos viendo la humillación ajena; y es que resulta que aunque nuestros mayores se hayan empeñado en quitarnos nuestros instintos maléficos, en nuestra intimidad nos encanta ver como Gregory House desprecia a su equipo de trabajo y pacientes, paramos en seco nuestro zapping  cuando nos encontramos a Risto despellejando a algún concursante o saboreamos el morbo que despiertan en nosotros los enfrentamientos, peleas y gritos en los diferentes realities; pero si los vídeos son de humillaciones reales que terminan en la red se convierten en máxima audiencia. 
Así que los medios de comunicación nos desenmascaran, nos dejan en evidencia continuamente y nos recuerdan que por mucho que vayamos de santos y perfectos tenemos un fondo oscuro que, de manera inconsciente, aparece en cada momento; al fin y al cabo nos encanta ver como "el otro" lo pasa peor que nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario