domingo, 4 de noviembre de 2012

Mejor a tu lado

Hay días que ante un hecho heroico parece que una mano te agarra el corazón y te lo aprieta tanto que notas como se te hincha el gaznate a la vez que los ojos comienzan a hacer aguas. Notar esta sensación imagino que debe estar muy cerca de sentir la felicidad. 
En esta sociedad en la que vivimos sumergidos en nuestras banales realidades, muchas veces pasamos por alto que todavía estamos capacitados para sentir cosas de verdad, para sentir con hechos reales y no montajes televisivos, cinematográficos o de cuentistas del tres al cuarto que no se creen ni sus propios cuentos. La mala costumbre que hemos adquirido en los últimos años de sentir de manera superficial nos lleva a un abismo sentimental con fenómenos fan de lo más absurdo, mientras que nuestros héroes se encuentran más cerca de lo que nos pensamos pero nuestra necedad los ignora deliberadamente perdiendo así la posibilidad de aprender y de sentir.
Cuando una persona alejada del celuloide y de las historietas prefabricadas y enormemente cercana a ti te demuestra que es capaz de enfrentarse a retos duros que ni siquiera tiene necesidad de enfrentarse, pero que por evolucionar prefiere dar pasos hacia delante por duros que resulten y además superar, dominar y someter esos retos es cuando aparece esa sensación con la que comencé este artículo. Una sensación que solo puedes advertir si eres capaz de pararte a sentir y fijarte que tus héroes no están ni en revistas ni en pantallas, están, a veces, junto a ti; y es en este momento en el que sientes estar más cerca de la felicidad, sientes que una fuerza interior te impulsa y te dice: si tienes cojones hazlo, el mayor fracaso es no intentarlo. 
Aprender y sentir de verdad es imprescindible para el ser humano pero siempre es mejor si el héroe está mejor a tu lado.

Gracias por hacerme sentir en una época en la que cada vez hay menos tiempo para ello, gracias por mostrarme el camino de la felicidad y gracias por darme una lección que por mucho tiempo que invierta en explicarla no se entiende si no se vive.

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